“LA EDUCACIÓN CREATIVA COMO DEMANDA SOCIAL EN LA FORMACIÓN DE PROFESORES SIGLO XXI”
(Dra. Maria Inés Solar)
La educación creativa responde a los nuevos escenarios que afectan a los procesos formativos, en el modelo de enseñanza superior centrado en el estudiante. La preparación para el trabajo autónomo, el aprendizaje de las habilidades cognitivas de nivel superior, la adaptación a situaciones emergentes, el desarrollo del espíritu emprendedor y la capacidad creativa, la diversificación en las formas de aprender y enseñar, surgen como demandas de una formación innovadora.
La universidad requiere contar con políticas y estrategias que permitan potenciar una cultura orientada al cambio, proyectos a mediano y largo plazo, que apoyen la capacitacion, las acciones innovadoras vía proyectos e investigación en pedagogía universitaria.
La difusión y utilización de técnicas creativas puede ser una aporte para mejorar aspectos que inciden en la calidad del aprendizaje de los estudiantes.
El interés de la creatividad responde a las nuevas demandas por generar cambios en los procesos formativos en todos los niveles educativos, ante escenarios generados por las nuevas tecnologías, la globalización y otros.
La creatividad es un proceso complejo, nace de una tensión dinámica entre equilibrio y desequilibrio, además la creatividad se conecta con las emociones. Numerosos estudios han demostrado que la creatividad se puede potenciar y estimular.
El docente es el principal responsable del clima psicológico que predomina en el aula, a él le compete utilizar las técnicas y estrategias, que permitan al alumno a tomar conciencia del poder de la imaginación y de los recursos creativos de su mente. También es el mediador entre el estudiante y su mundo.
El cambio curricular que se propone y el nuevo estilo docente depende del perfeccionamiento docente interactivo que implica la actitud crítica, reflexiva y comprometida con el cambio.
(Dra. Maria Inés Solar)
La educación creativa responde a los nuevos escenarios que afectan a los procesos formativos, en el modelo de enseñanza superior centrado en el estudiante. La preparación para el trabajo autónomo, el aprendizaje de las habilidades cognitivas de nivel superior, la adaptación a situaciones emergentes, el desarrollo del espíritu emprendedor y la capacidad creativa, la diversificación en las formas de aprender y enseñar, surgen como demandas de una formación innovadora.
La universidad requiere contar con políticas y estrategias que permitan potenciar una cultura orientada al cambio, proyectos a mediano y largo plazo, que apoyen la capacitacion, las acciones innovadoras vía proyectos e investigación en pedagogía universitaria.
La difusión y utilización de técnicas creativas puede ser una aporte para mejorar aspectos que inciden en la calidad del aprendizaje de los estudiantes.
El interés de la creatividad responde a las nuevas demandas por generar cambios en los procesos formativos en todos los niveles educativos, ante escenarios generados por las nuevas tecnologías, la globalización y otros.
La creatividad es un proceso complejo, nace de una tensión dinámica entre equilibrio y desequilibrio, además la creatividad se conecta con las emociones. Numerosos estudios han demostrado que la creatividad se puede potenciar y estimular.
El docente es el principal responsable del clima psicológico que predomina en el aula, a él le compete utilizar las técnicas y estrategias, que permitan al alumno a tomar conciencia del poder de la imaginación y de los recursos creativos de su mente. También es el mediador entre el estudiante y su mundo.
El cambio curricular que se propone y el nuevo estilo docente depende del perfeccionamiento docente interactivo que implica la actitud crítica, reflexiva y comprometida con el cambio.
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